CINE, ARTE, NUEVOS MEDIOS

viernes, 12 de junio de 2009

About me


Hace un par de semanas leí en la página de Workroom Films que se celebraban los 50 años de The Americans de Robert Frank. La noticia me interesó particularmente y no sólo por la importancia de Frank en la historia de la fotografía... Recuerdo que antes de saber quién era Robert Frank, vi el título The Americans en la lista de libros que debía comprar para el primer año de universidad. Entre todos los libros convencionales que debía adquirir (la historia del arte de Janson en vez de la de Gombrich, libros sobre Media Arts que hoy ya están un poco fuera de perspectiva, guías técnicas de cámaras de video analógicas que ya no se usan, y libros sobre técnicas cinematográficas), The Americans era probablemente el único libro que aun guardaría un profundo interés para mí. Sin embargo, junto a un amigo tuvimos la pésima idea de comprar justamente ese libro a medias y compartirlo durante el año académico. Ese era probablemente el único libro que no se podía compartir, dado que no podíamos fotocopiarlo ni pasarlo a la otra persona luego de haberlo leído. The Americans era importante para entender una forma particular de aproximación al medio y sobre todo al evento registrado.

Frank inaugura una fotografía que subvierte el clasicismo anterior y la dependencia de dicho arte con respecto a la pintura (sea esta clásica o moderna). Antes de Frank, fotógrafos como Cartier-Bresson representaban los eventos cotidianos en su dimensión heroica. Estos cobraban una fuerza particular debido a su belleza (formal) y porque congelaban un momento de gran intensidad (el punto de mayor intensidad de un evento). Contrariamente, las imágenes de Frank podrían ser calificadas como de baja intensidad, en el sentido en que su composición no es rigurosa (desde cierto punto de vista) y parecen registrar el momento previo o posterior al de mayor intensidad. La intensidad del evento (y a veces del gesto) aparece entonces indirectamente, como la promesa de algo que va a ocurrir, o el rastro de lo que ya pasó (o como ausencia dado que podría nunca ocurrir). En ese sentido la fotografía de Frank alude a la capacidad del medio de capturar lo accidental, o contingente, lo que gravita y no lo que ejerce la fuerza gravitacional.

Mi amigo guardó The Americans y yo, cada vez que oigo hablar de Robert Frank, siento una ausencia.

La otra razón por la que me interesó la noticia de los 50 años fue que hace un mes recibí un maravilloso regalo de cumpleaños: el tercer volumen de las películas de Robert Frank. El regalo me alegró mucho dado que no sabía que existía esa colección de DVDs. Además no había visto ninguna de las tres películas incluídas.
About me: a musical me conmovió mucho. El tema central (si se le puede llamar de esa forma) debía ser la música en los Estados Unidos. Robert Frank declara en la película su pretención de hacer mas bien una película sobre sí mismo para lo cual le pide a una actriz que interprete a Robert Frank.

La película ciertamente no es una biografía de Robert Frank y no es una película sobre la música, en el sentido en que no explicita ninguna tesis ni se concentra en un aspecto particular de estos temas. Sin embargo, alrededor de todo lo que no cobra forma en la pantalla, gravitan las ideas importantes de la película: para mí About me trata de la belleza como posibilidad (o la posibilidad de la belleza), como algo que nunca se ve directamente sino a través de sus efectos, tristes o alegres.

2 comentarios:

Rubén dijo...

Hola, sólo comentarte lo que Avelina Lésper no me permite en su blog:

Te decía allí que me parecía muy razonable tu posición, y muy clara tu explicación de la estrategia dadá. Comparto el interés por Douglas Gordon, aunque no he tenido la suerte de ver 24 Hour Psycho en persona.

Aprovecho para felicitarte por tu interesante blog; te agrego a mi lista.

Un saludo.

Pierre Emile Vandoorne dijo...

Gracias Ruben.

Debatir acerca de estos temas me parece interesante.
Recién me entero de Avelina y de su aproximación crítica tan particular.

Creo, sin embargo, que, como dice la misma Avelina, hay el peligro de generar un exceso de discurso y poco arte.

Con respecto a dadá, me parece importante tratar de expandir las fronteras de la belleza en vez de restringirlas. Me parece que el gesto que implican los ready mades iba en esa dirección.

Otra aporte de dadá es la idea de que el humor puede ser hermoso y que es una dimensión importante del espíritu humano, un mecanismo con el que se puede jugar para crear.

Ya en un plano más general, nunca hay que perder el sentido del humor ¿no?

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