CINE, ARTE, NUEVOS MEDIOS

lunes, 2 de febrero de 2009

Del cine expandido al cine extendido


Douglas Gordon - 24 Hour Psycho

Acabo de leer que Philippe Dubois (autor de libros como El acto fotográfico: de la representación a la recepción) dictará, entre el 16 y el 19 de febrero de este año, un seminario en la Universidad Andina Simon Bolivar de Quito llamado “El cine, un modelo para el arte contemporáneo”.
Hace un poco más de un año asistí a algunas sesiones del seminario “Cinéma, art contemporain” ("Cine, arte contemporáneo"), dictado por Dubois en la École des Hautes Études en Sciences Sociales (EHESS) en París.
Las primeras sesiones estuvieron dedicadas a la pregunta de cómo (y por qué) el cine ocupa los espacios del arte contemporáneo, y el caso particular del artista escocés Douglas Gordon.
Dubois tomó como punto de partida la descripción de “24 hour Psycho”, obra de Gordon que retoma la película Psicosis de Alfred Hitchcock, y reduce la velocidad hasta que su duración total sea de 24 horas. Trataré de resumir algunos de los puntos resaltados por Dubois durante estas sesiones.

24 Hour Psycho (1993) corresponde a una modalidad de la presencia del cine en el arte: la “reprise” (recuperación, reestreno, re-presentación), en este caso integral, de la película. La recuperación total de la película se da a través de un dispositivo de exposición y ya no de proyección. Se arranca así la obra de su espacio (de su modo de existencia) ordinario. La primera transformación se da entonces por el acto de EXPONER la película en vez de proyectarla de manera tradicional. La pantalla en la cual se proyecta 24 Hour Psycho no es mural, sino que está suspendida en medio de una sala. El espectador se desplaza entonces, puede caminar alrededor de la pantalla y aún verla desde atrás, con la imagen invertida.
Supuestamente se ha respetado la integridad de la película, proyectándola en su totalidad en cámara lenta. Sin embargo, el estiramiento pone en crisis la idea de la integridad de la obra, pone en crisis la dimensión temporal de la película, del cine en general, pone en crisis la idea de la “duración de la percepción”. Además pone en crisis las particularidades de la condiciones de exposición: si el espacio de exposición quiere respetar la integridad de la obra, entonces debe permitir el acceso las 24 horas durante el tiempo de la muestra, una práctica poco frecuente en galerías y museos. La cámara lenta atenta así contra la supuesta integridad de la película. Dado que ésta versión de Psicosis dura 24 horas, es improbable que la experimentemos entera.
Esta particularidad es aún más notoria en “Five years drive-by” (1998), otra obra en la que Gordon reduce la velocidad de la película de John Ford “The Searchers” (“Centauros del desierto”) para que corresponda al tiempo diegético de la película: cinco años. En este caso es obvia la imposibilidad de experimentar la totalidad de la obra.
La reducción de la velocidad pone en crisis la ilusión referencial, subrayando la plasticidad visual de la imagen en cámara lenta, poniendo el acento en la sensación visual. Se pone en crisis el relato. Se extirpa así la narración y quizás aún la ficción de las imágenes (se evidencia su capacidad auto-referencial).
Asumimos así una posición contemplativa ante la plasticidad renovada, revalorada, de la imagen. La acción pierde valor, y aparece la dimensión abstracta, una valoración de la potencia de figuración (y ya no de narración) de las imágenes.
La lentitud ha puesto igualmente en crisis la percepción del movimiento.

Pero dado que se trata de películas tan famosas, no desaparecen completamente detrás de estos procesos. “La película de Alfred Hitchcock es un fantasma que se mantiene durante la observación de la obra” (Dubois).

Si en los setenta, críticos como Gene Youngblood hablaban de un cine expandido (Expanded Cinema) (expandir el espacio del cine, llevar la imagen más allá de sus límites espaciales, su capacidad de referirse a un mundo, el de la consciencia del artista, en expansión) ahora estaríamos hablando de un cine extendido (Extended Cinema) que redefine sus límites temporales, y los proyecta más allá de lo que puede ser experimentado.

Algunos enlaces interesantes:

Douglas Gordon en el MoMA

Un fragmento de Zidane: un retrato del siglo 21 - realizada por Douglas Gordon y Philippe Parreno

Reseña sobre Douglas Gordon en masdearte.com


2 comentarios:

Oscar dijo...

En lo personal es sumamente interesante escuchar de una definición tan 'particular' como la que sería la de un Cine "Extendido", la cual (según entendí) se refiere especificamente a las incidencias de la reformulación temporal del cine. El Cine Expandido, si bien incluiría dicha reformulación, posee un significado que abarca a mi parecer, un muy extenso campo aún por definir. De ahí que me llame la atención lo específico del término. ¡Muy interesante post!

Pierre Emile Vandoorne dijo...

Sí. Pero hay una diferencia y es que Dubois está hablando específicamente de la ocupación de los espacios tradicionales del arte por el cine. Entonces en esa migración de la película hacia la galería o museo, ocurre algo que termina afectando su dimensión temporal, o la percepción de su dimensión temporal, de forma explícita e implícita.
Youngblood o Vanderbeek, quienes acuñaron el término Expanded Cinema, pensaban en la creación de un nuevo tipo de espacio para experimentar el nuevo lenguaje cinematográfico. Vanderbeek hablaba de "Movie-Dromes", que me imagino eran como espacios de bombardeo (no me gusta la palabra, pero bueno) de imágenes que condensarían información lo cual permitiría transformar la capacidad de los seres humanos para asimilar información. El proyecto del expanded cinema era muy amplio. El extended cinema, desde el término mismo, me parece estipular otro tipo de efecto en la audiencia. No me parece que pretenda contribuir a la evolución de la consciencia humana de forma tan explícita como sí lo pretendía la noción de expanded cinema.

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