CINE, ARTE, NUEVOS MEDIOS

lunes, 2 de marzo de 2009

El mago y los objetos de luz



Sin ánimo de hacer un juicio de valor, cada vez que me encuentro con alguien que elogia la obra de Matthew Barney siento ganas de preguntarle: “¿Has visto las películas de Kenneth Anger?”. No me he sentado a pensar acerca de lo que me produce cierto rechazo en la obra de Matthew Barney… De alguna forma, sí aprecio ese aspecto excesivo, casi como un nuevo barroco, que expresan esas figuras tan ornadas y sus personajes neo-surrealistas. Pero hay algo que me molesta, y creo que es la simbología que utiliza. Tal vez no tengo la “llave” para entrar en ella, o quizás es que me parece sólo una recuperación vacía de exploraciones anteriores, como las de los surrealistas o las Kenneth Anger en los sesenta. No lo sé y acepto consejos acerca de cómo asomarme al Cremaster y a los otros trabajos en video de Matthew Barney…

Pero en todo caso….

En un capítulo titulado “The Magus” (“El mago”), P. Adams Sitney escribe:

“En las películas de [Kenneth] Anger, su imagen de sí mismo, la del ser, es la de un Mago y no la de un cineasta. Él se mantiene en la tradición de Jean Cocteau, por quien sentía una gran estima y quien, con La sangre del poeta, hizo de la búsqueda estética un tema legítimo para el cine. Es interesante que Cocteau haya usado el cine para estudiar el funcionamiento de la poesía, absteniéndose de lo reflexivo absoluto de una película sobre el cine mismo. Anger y otros cineastas de la vanguardia americana tomaron de Cocteau su fascinación por los medios tradicionales del arte – la poesía, la música, la escultura - contrapuestos al cine; así como su fusión de la búsqueda de lo estético con la búsqueda de lo erótico. […]
Para Anger, el quehacer estético es una categoría de la magia [NT: En este caso la palabra “Magick” con “k”, hace referencia a creencias neopaganas específicas]. Su forma de imaginar el ser es particularmente compleja porque involucra tantas distinciones como grados hay para el mago”.

Para profundizar un poco más en este aspecto de la obra de Anger, he traducido el siguiente artículo, que apareció en el último numero que publicó la revista Ciné-Tracts en 1982 (disponible en este enlace) dedicado al cine de vanguardia.

Y dice así:

ANTES DE “LUCIFER”: luz preternatural en las películas de Kenneth Anger
William C. Wees


“Soy un artista trabajando con la luz…” – una afirmación que muchos cineastas de vanguardia podrían haber hecho, pero sólo Kenneth Anger podría haber continuado así, “… y sólo eso me interesa de verdad. Lucifer es el dios de la Luz y no el diablo, eso es una difamación cristiana. El diablo siempre es el dios de los otros. Lucifer aparece en otras películas mías; no lo llamé así, pero siempre hay una figura o un momento en esas películas que es mi “momento Lucifer”…” Poco tiempo después del estreno de Invocation of My Demon Brother (1969), estos comentarios marcan un cambio significativo en la manera en la que Anger “trabaja con la luz”: de una expresión implícita de los poderes visionarios de la luz a una ilustración explícita de una mitología de la luz, en la cual Lucifer es la deidad reinante.

Aunque la función precisa de Lucifer es oscura en Invocation of My Demon Brother, Anger ha dicho que su propia ceremonia como Mago tiene lugar en esa película cuando “el que trae la luz – Lucifer – aparece”. En las dos versiones de Lucifer Rising (1973 y 1980), Lucifer es un personaje claramente identificable, cuya presencia es, nuevamente, el resultado de una ceremonia mágica realizada por Anger en tanto Mago. Pensada en su totalidad, esa película trata menos acerca de Lucifer que acerca de los símbolos, rituales y manifestaciones directas de la energía (natural, supernatural, y extra-terrestre) que acompaña su “aparición”, pero no hay duda que desde el momento en que Anger empezó a planear y a filmar material para Lucifer Rising a fines de los 60, Lucifer ha estado en el centro de sus preocupaciones como cineasta.

La películas tempranas [de Anger] no nos muestran a Lucifer pero tienen, como diría Anger, “momentos Lucifer”. Estos son los momentos en los que el poder especial de la luz se manifiesta directamente, sin la mediación de Lucifer o de los signos, símbolos y rituales de su culto. Son la prueba de que mucho antes de que Lucifer se volviera la personificación y el correlato visual de la luz, Anger ya era consciente de los poderes visionarios de la luz, y era capaz de incorporar estos poderes en imágenes ante las cuales cualquier espectador podía reaccionar – es decir imágenes cuyo significado no estaba marcado por el trabajo de Aleister Crowley y las tradiciones ocultistas que promovía. Esto no niega la deuda de Anger con Crowley – la cual se evidencia en la entrevistas a Anger, en sus notas sobre sus películas, y en sus mismas películas – pero quiere decir que la “magia” más poderosa en las películas de Anger está a la vista de cualquiera que tenga los ojos abiertos ante la luz de las películas y cuya mente esté abierta a las tradiciones visionarias del arte y de la religión albergadas tanto en oriente como en occidente.

Fue el pequeño libro de Aldous Huxley, El Cielo y el Infierno, lo que me llevó a estas conclusiones y utilizaré el término empleado por Huxley de “luz preternatural” para discutir la experiencia visionaria evocada por las películas “pre-Lucifer”. […].

“Luz preternatural” es el término empleado por Huxley para referirse a la luminosidad peculiar de objetos vistos durante una experiencia visionaria. En El Cielo y el Infierno, Huxley hace un estudio comparativo de dichas experiencias, usando como pruebas los reportes de experiencias con privaciones sensoriales y drogas alucinógenas (incluida su propia experiencia con mezcalina), así como los testimonios de místicos y videntes, poetas y artistas visuales. Él concluye que las experiencias visionarias tienen ciertas características visuales comunes. “Primero y antes que todo”, dice, “ está la experiencia de la luz. Todo lo que ven aquellos que visitan las antípodas de la mente está intensamente iluminado y parece brillar desde adentro. Todos los colores están intensificados hasta un punto mucho mayor que cualquiera que pueda ser visto en el estado normal, y al mismo tiempo, la capacidad de la mente para reconocer distinciones finas en el tono y el color es marcadamente superior”. Todo lo que es visto en “las regiones remotas de nuestra mente” parece caracterizado por “luz preternatural, intensidad de color preternatural, importancia preternatural”.

Los escritos de los visionarios, según Huxley, se refieren repetidamente a gemas, perlas, oro y plata, cristales y vidrios; en otras palabras, a aquellos materiales que en nuestro mundo normal, no visionario, son más luminosos, más intensamente brillantes y coloridos, y por ende más parecidos a los “objetos iluminantes” (NT: “self-luminous objects") vistos por los visionarios. Como ejemplo característico, Huxley cita el Ramayana Hindú: “Todo el derredor está cubierto de joyas y piedras preciosas, con lechos alegres de lotos azules, de pétalos dorados. En vez de arena, perlas, gemas, y oro forman las orillas de los ríos, por encima de los cuales asoman árboles de oro brillante como el fuego”. Un equivalente bíblico de esta visión del “otro mundo” puede encontrarse en el libro de Ezequiel: “Tú has estado en el Edén, el jardín de Dios. Cada piedra preciosa te cubría, la sardónice, el topacio y el diamante, el berilio, la ónice, el jaspe, el zafiro, la esmeralda y el carbujón, y el oro… Tú has caminado por arriba y por abajo, en medio de las piedras de fuego”.

[…] [Según Huxley], “las piedras preciosas son preciosas porque tienen un leve parecido con las brillantes maravillas vistas por el ojo interior del visionario”. […]

Kenneth Anger sustrae la misma “magia natural del metal brillante y de la piedra luminosa” para crear equivalentes cinemáticos de los “talismanes” que Huxley describe de manera tan elocuente. La base de tal equivalencia es la Luz: luz con la intensidad, como de joya, de la experiencia visionaria. […]

- Traducido a partir de William C. Wees. "Before "Lucifer": Preternatural Light in the Films of Kenneth Anger". Ciné-Tracts 17 (Summer, Fall 1982).


Eaux D'Artifice


Invocation of My Demon Brother Parte 1



Lucifer Rising


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